martes, 30 de noviembre de 2010

Capítulo 8

Esa misma hora, en otro lado de la ciudad…

-¿Qué hora es?- le pregunta Pedro a su mejor amigo, que aun está algo dormido.
-Espera, que lo miro en el móvil- dice desperezándose- Son las cinco menos cuarto.
-¿¡Qué!?- exclama Pedro, alarmado al ver lo tarde que es- ¡¡Es tardísimo!! Quedé con Amara a las cinco en el centro comercial. Desde aquí se tarda media hora; quizás me dé tiempo si voy corriendo… Bueno, César, me tengo que ir.
César se queda quieto en su sitio, sin decir nada. Pedro habló tan rápido que apenas le dio tiempo a darse cuenta de lo que le estaba diciendo.

Veinte minutos después, en el lugar exacto donde habían quedado…
-Lo siento, llego un poco tarde.
-Eh… hola.
-Bueno, eres Amara ¿no?- le pregunta Pedro a aquella chica que a sus ojos le parece muy guapa. Lleva el pelo a la altura de los hombros y algo ondulado, recogido con un par de horquillas. No tiene muy claro que esa sea la persona a la que estaba buscando, pero lo desea.
-Sí, soy yo. Pero, ¿tú quién eres?
-Yo soy Pedro, nos conocimos a través del chat. Yo conseguí tu dirección gracias a una servilleta, ¿te acuerdas?
-¡Ostras! Perdona, es que como viniste muy decidido hacia mí, pensé que me conocías y yo no recordaba tu cara.
-¡Jajá! Bueno, eres la única chica que hay por aquí, supuse que eras tú.
-Sí… - dice ella avergonzada por no haberse dando cuenta de ese detalle.
-¿Entramos? Aquí fuera hace frío.
-Claro, aquí me estoy congelando.
-¿Te apetece ir al cine?
-No estaría mal… estoy estudiando tanto que no tengo tiempo ni para ver una película.
-Buf… yo estoy igual.- miente Pedro. Él dejó de estudiar y hace unos cuantos meses que no toca un libro. Una mentira de vez en cuando no importa, ¿no? No se da cuenta de que, tarde o temprano, Amara se dará cuenta y eso solo llevará a una disputa.
-¿Vemos Avatar?- pregunta Amara, sacándole de sus pensamientos.
-Sí, esa tiene buena pinta.
Se colocan en la fila, aparentando una pareja adolescente que va a disfrutar de una película. Cuando les toca su turno, después de unos largos minutos muy agradables charlando de anécdotas graciosas, llegan a la cabina.
-¿Qué queréis?- pregunta una señora mayor que está al otro lado del cristal, algo antipática y aburrida de tener que soportar a gente indecisa.
-Dos entradas para Avatar, por favor.
-¿En 3D?
-Sí, a poder ser en la mitad.
La mujer le entrega las entradas y, sin darle tiempo a apartarse, ya está con el siguiente cliente.
Una vez alejados, los dos jóvenes empiezan a comentar sobre esa mujer y lo desagradable que era. “Bueno, al menos no es una tarde desperdiciada. Me lo estoy pasando muy bien; Pedro es muy simpático”, piensa Amara. No quiere que ese día tan mágico acabe, y ni siquiera se imagina lo que ocurrirá.

En esos instantes, en la entrada del nuevo restaurante…
-Buf… ¡Qué frío hace!- comenta Nina. En momentos de silencio, el tiempo es el único tema del cual se habla.
-Sí… Pero yo prefiero el frío antes que el calor.
-¡Yo también!
Se ríen, y la conversación queda en el aire. Ahora ninguna de las dos sabe de qué hablar, solo esperan a que sus padres salgan del local y las lleven a la discoteca que ahora está de moda.

Tres horas más tarde, a la salida del cine…
-La película me encantó ¡estuvo muy emocionante! – exclama Amara muy ilusionada.
-Sí, pero lo que más me gustó fue mi acompañante – dice Pedro, con una sonrisa que le resulta muy agradable a su nueva amiga. Ella enrojece y, sin darse cuenta, se acerca un poco más a él.
-Todavía son las ocho, ¿a dónde quieres ir? Podríamos ir al parque que hay aquí cerca, aunque con este frío…
-No, vallamos a la playa – aventura Pedro sonriente. Le apetece algo diferente y original, quiere pasárselo realmente bien y esa chica le hace enloquecer.
-¡De acuerdo! Vamos a esa parada, seguro que pasa un bus pronto.
A Pedro le sorprende la reacción de Amara, se esperaba un “no” por respuesta. Todavía le queda mucho para conocerla bien y piensa que tendrá todo el tiempo del mundo, pero eso no será así. 

martes, 2 de noviembre de 2010

Capítulo 7

Ese mismo día, en un restaurante de la ciudad…
-¡Hola! Me llamo Nina, encantada –dijo.
-Igualmente, yo soy Celia –respondió.
- Chicas, ¿por qué no os sentáis juntas en una mesa a parte? Ya me encargo yo de decirle al camarero que la cuenta la pagamos nosotros –propone el padre de Nina.
-Bueno, pagaremos a medias, ¿no? –empieza a discutir la madre de Celia.
-De pende de lo que pidamos.
-Yo opino que sería mejor que pagáramos nosotros, ya que fuimos los que os invitamos.
-¡Pero eso me parece injusto!
Los adultos se pierden en una discusión, mientras, en la otra mesa, comienza una conversación entre dos adolescentes que quieren saber algo más la una de la otra.
-Puf… ¡y después hablan de que la juventud no tiene respeto! – dice Celia.
-En fin… espero que de mayor no sea igual que ellos, ojalá madure algo más – da un largo suspiro y prosigue, cambiando de tema a algo más interesante. – ¿Qué tal?
-Muy bien, ¿y tú?
-Bastante bien, aunque estoy en época de exámenes.
-A mí todavía no me tocan, pero para la semana que viene tengo que empezar a chapar. ¡Qué depresión!
Las dos se ríen. Se llevan bien, parecen dos grandes amigas.
-Gracias a ti, hoy no estudio. De la que me acabas de librar… estuve toda la semana estudiando y ya no podía más. Necesitaba descansar un poco, aunque admito que mis padres no son la mejor compañía para relajarme.
-Buf… Mis padres son peores.
-Jajá, lo dudo.
-Ya lo verás a lo largo de toda la noche.
-¡No, por favor! Toda la noche no. Yo tenía pensado que podríamos salir después de cenar.
-Me parece una gran idea, así nos conocemos mejor.
-Conozco un pub buenísimo a un par de minutos de aquí.
-Genial, tiene buena pinta.
Mientras, aunque ellas no lo sepan, son observadas por sus padres desde la mesa de al lado.
-Parece que se llevan bien. –Comenta una de las madres.
-Sí, eso parece. ¡Menos mal! Si no, no creo que mi hija quisiera volver a saber nada más de nosotros.
-Me pregunto de qué estarán hablando. – Se intriga el padre de Celia.
-Hablarán de chicos, es algo normal entre adolescentes.
-¿¡De chicos!? –exclaman los padres de las dos chicas.
-Sí, como si tú nunca hubieras hablado de nosotras con 17 años.
Todos ríen, recordando sus momentos jóvenes. Desearían repetir aquellos días y se imaginan una noche rebelde con unos viejos amigos.
-No estaría mal volver a vivir una noche como aquellas, ¿qué os parece?
-¡Es una gran idea! Después de cenar dejamos que ellas se vayan por ahí y nosotros nos vamos a un bar muy bueno que hay a la vuelta de la esquina.
La noche se volvió alegre para ambas mesas. Les esperaban  unas horas inolvidables que nunca se imaginarían.

lunes, 25 de octubre de 2010

Capítulo 6

Unas horas después, al mediodía...
-Hola Pedro, ¿Puedes hablar?
-Por supuesto Amara, ¿Que me quieres contar?
-Pues que mi amiga me ha dejado colgada por una comida con sus padres y no tengo nada que hacer esta tarde, ¿Tu estás libre?
-Bueno... depende!
-Si es para conocer a gente...si, estoy libre. Aunque estoy con un amigo, pero puedo solucionarlo.
-Puede venirse a mi no me importa.
-No creo que quiera. Además mejor a solas... ;)
-¿Una cita?
-Si tu no quieres, no...
-Yo sólo quiero conocerte.Quizás me estoy precipitando, lo siento. Seguro que tienes novia y yo no pinto nada aquí.
-Jajajaja eres muy graciosa! Pero estoy libre por ahora...
-Bueno, pero en plan amigos y si surge algo, surgió!
-Tines razón, estoy de acuerdo!
-Entonces, ¿En el centro comercial a las 5?
-Perfecto! ¿Y si no estás?
-No te dejaré plantado!
-Dame tu número y yo te doy el mio.
-Vale, 657493837. Ahora dame el tuyo.
-657445653
-Perfecto, nos vemos!
-Lo mismo digo!
-Adiós.
AmarApeople se ha desconetcado.

martes, 19 de octubre de 2010

Capítulo 5

En esa misma habitación, un segundo después...

-¡¿Qué te vas a lanzar?! Enhorabuena
- Gracias tío.


En una habitación a las 11 de la mañana…

-Hola! Que te pasa?
-Pues te quería decir que hoy no puedo quedar.
-¿Por qué?
-Tengo que ir a comer con mis padres a ese nuevo restaurante chulísimo que abrieron el otro día.
-¡Anda! ¿Y eso?
-Es que mis padres quedaron con unos amigos del trabajo y tienen una hija que es más o menos de mi edad a si que me obligan a ir.
-Jo!
-Ya…
-¿Y ahora que hago yo esta tarde?
-Eso es de lo que te quería hablar.
-Pues.. ¡dime!
-Por qué no aprovechas para quedar con… ya sabes…
-Es que no sé… sólo hablamos una vez y no creo que quiera quedar.
-Venga… aunque sea como amigos…
-Amigos... ¡ni siquiera nos conocemos en persona!
-Ya sé que suena atrevido…
-Además en peligroso quedar por internet.
-Confía en él.
-¡Bah! Vale… lo INTENTARÉ – recalca.
- Bien! Y aunque no me veas estoy dando saltitos.
-Jajajajjaja
-Jajjajjaajaj
-Oye, te dejo que creo que se acaba de conectar.

-¡Vale! ¡Mucha suerte!
-¡Gracias! Y tú pásatelo bien en la comida.
-Lo haré – Cuelgan.

viernes, 15 de octubre de 2010

Capítulo 4

A la mañana siguiente...

¡Ring! Suena el teléfono.
-¿Si?
-Lo siento, ¿te he despertado?
-Eh… sí, bueno… no importa. ¿Quién es?
-Soy Nina. Perdón por despertarte, dormilona. ¡Es que ya son casi las once!
- ¡Puf! Estoy agotada; ayer estuve en el Messenger hasta las dos de la madrugada.
- ¡Ala! ¿Y eso? No deberías de estar tanto en el ordenador, se te va a quedar la cabeza cuadrada.
- Que graciosilla… Estuve hablando con un chico y me pasó el tiempo volando.
-¡Uh! Cuenta, cuenta.
- Bueno, en realidad no pasó nada importante. Empezamos a conocernos un poco. Se llama Pedro, y es muy simpático.
- Si tú lo dices… Bueno… ¿Quedamos esta tarde?
-¡Vale! ¿A las cuatro en mi casa te viene bien?
-Sí, perfecto. ¡Nos vemos!
Cuelgan.
Nina se acerca al ordenador.
Él está conectado. ¿Le habla? No, mejor no… casi no le conoce… pero esta podría ser su oportunidad para que no fuese así. Finalmente se decide por hablarle. Empieza con un “Hola!” al que le responde con otro. Ella le pregunta que tal con los exámenes. Todo le va bien al chico al igual que a ella.
20 minutos después, en una interesante conversación…
-Encantada de conocerte pero ahora me tengo que ir. Un beso.
-Adiós! Un beso.
Ella entristece. Ese chico tiene algo que le hace especial y Nina se muere de ganas por conocerlo.

1 hora más tarde en el otro lado de la ciudad…

-¡Tío! ¡Despierta! Ya son las dos y aún no acabamos nuestra charla.
-Aaahh… - bosteza César.
- ¡Venga! Levántate.
-¡Ya voy! - Y de un salto se pone en pie.
-¿Que me decías ayer, sobre esa chica?
- He estado pensando por la noche y he decidido…

martes, 21 de septiembre de 2010

Capítulo 3

En un restaurante cerca del parque…
Amara me convenció para que cenáramos juntas y así poderme explicar esa gran noticia tan importante.
Cuando llegué al restaurante ella ya estaba allí. Tenía el pelo mas ondulado que de costumbre, pero seguía luciendo aquella hermosa melena morena y alborotada. Vestía con una blusa azul a cuadros y unos vaqueros ajustados. No iba demasiado arreglada, así que supuse que no tenía pensado salir por la noche. Me senté a su lado y empezamos a hablar.
-¡Buenas noches!- saludó ella.
-¡Hola! Cuéntame esta cosa taaan importante, que me entró la curiosidad.
-Buf… pues, a ver… te cuento la historia desde el principio.
“Hoy, de camino al entrenamiento, paré en un bar para tomarme un bocata y un refresco. En ese instante me vino la cabeza el nombre de una persona que tenía que agregar desde una cuenta de correo en concreto y lo apunté en una servilleta. Al salir de la cafetería me sonó el móvil que tenía guardado en el bolsillo. Al parecer, cuando lo saqué, se me debió de caer la servilleta. No me di cuenta de que eso había sucedido hasta que llegué a casa y vi una petición de amistad de un tal “Pedro” que me había agregado porque encontró la servilleta.”
Estuvimos hablando del tema hasta que acabamos nuestros platos y tuvimos que irnos.

Hace unas horas, en casa de Pedro…
-¡Oye! Te veo algo distraído. ¿Qué te pasa?- me pregunta Pedro intrigado.
-Bueno… creo que me estoy enamorado- contesté algo avergonzado.
-¿Y quién es la desafortunada? Jajaja Es broma, ¿eh?
-Es una del instituto… no la conozco mucho, pero estaría encantado de hacerlo. Lo que pasa es que nunca encuentro el momento adecuado.
“Riiing”
Sonó una alarma en el ordenador. “amarApeople” aceptó la petición de Pedro.
-¡¡Me ha aceptado!! Voy a hablar con ella, luego seguimos nuestra conversación.
Mientras, yo me acerraba a mi mundo en el que solo existía ella, esa chica que me enamoró sin ni siquiera saber su nombre.

Al otro lado de la pantalla…
“Está conectado”, pensé.
-¡Hola! Gracias por recordarme lo de la servilleta.
-¡Hola! De nada, mujer.
-¿Qué tal? ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Pedro, encantado. Estoy bien, ¿y tú? ¿Podría tener el placer de saber tu nombre?
-Yo me llamo Amara y también estoy bien.

Después de media hora hablando de sus intereses…
-¿Oye? ¿Crees que algún día nos veremos?
-No lo sé… pero espero que sí.
-Genial. Ahora tengo que irme.
-Chao, hablamos mañana.
-Adiós, buenas noches.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Capítulo 2

En un parque, cerca de su casa…
He decidido tomar un poco el aire, necesito despejarme. Me relaja ver las estrellas mientras pienso que, en ese preciso instante, mi amor también está bajo ese hermoso cielo. Me gustaría hablar de todo esto con mi gran amiga Amara, pero últimamente está un poco liada con el rollo de buscar trabajo; aunque va en el mismo curso que yo, ella ya tiene 18 años y le gustaría comprarse un coche barato pero muy útil para poder ir a entrenar sin depender de su familia y no llegar tarde por culpa de los buses. En cuanto consiga un trabajo en condiciones empezará a buscarse un apartamento para poder independizarse; no soporta a sus padres y aun menos tener que vivir bajo el mismo techo que ellos. Yo siempre le apoyé en todo, pero esta idea me parece demasiado repentina. ¡Oh! Me suena el móvil. Es Amara…
-¡Hola! ¿Cómo es que me llamas por la noche?- contesté rápidamente.
-Siento llamarte tan tarde, es que tengo que contarte algo importante.

Unas horas antes de aquella llamada…

-Oye, ¿viste el último partido de los Wild Cats?- me preguntó Pedro de repente.
-Pues… no, hace tiempo que no veo la tele. No tengo tiempo de ver un partido entero, como mucho veo el resumen- agaché la cabeza y le di una patada a una pequeña piedra. Seguí con la mirada su recorrido y me sorprendió al ver que finalizaba encima de un trozo de papel. Me agaché a recogerlo, sentía curiosidad. Era una servilleta en la que estaba puesto: Tengo que agregar a Estelua Surís Iglesias desde el Messenger de amarApeople@gmail.com.
-¡Oh! Pedro, mira esto- se lo entregué y lo observo sorprendido.
-¡Tío! Que fuerte… tienes que hablar con ella, quizás pilles cacho.
-¿¡Qué dices!? No pienso agregarla, no tengo ganas de compañía femenina.
-¡Bah! Pues entonces me quedo yo el papelito, que seguro que no está nada mal la tía…
Sin decir nada entramos en su casa y él, rápidamente, le envió una petición de amistad a “amarApeople”.